La evolución que está llevando la sociedad actual y nuestra forma de convivencia hacen necesario crear coaliciones y alianzas en todos los niveles para hacer frente a los desafíos que plantean el cambio climático y la urbanización insostenible.
Este y otros pronunciamientos se escucharon en el pasado foro de Ciudades resilientes y adaptación urbana organizado por Gobiernos Locales para la Sostenibilidad (ICLEI), celebrado en Bonn (Alemania).
Se alentó a los representantes de los gobiernos locales a trabajar conjuntamente con las comunidades empresariales, la industria financiera y el sector académico, así como con los diferentes ministerios de los Gobiernos nacionales, no solo con los de Medio Ambiente.
Lo que parece evidente es que las administraciones públicas no pueden hacer esto solas. La ciudad no puede resolverlo todo, se necesitan ciudadanos comprometidos que ayuden.
En algunos casos hay que ir a lo más básico, e involucrar a los ciudadanos requiere la construcción de capacidades y la alfabetización de las comunidades más vulnerables. Para ello se debería hacer uso de profesionales de la sostenibilidad, investigadores y empresarios que concilien sobre temas relacionados con la salud y agricultura urbanas, las soluciones de la construcción sostenible, la gestión del agua, así como los retos que plantea la resiliencia y las buenas prácticas, entre otros.
La resiliencia, concepto entendido como la capacidad para superar circunstancias traumáticas, es un concepto que ya se está aplicando en urbes que se han visto sometidas a presiones extraordinarias por culpa de catástrofes, crisis alimentarias –hambruna-, epidemias, sequías, etc.
¿Y si planteáramos trabajar en la creación de futuras “Smart cities”, como ciudades eficientes y sostenibles?
Smart city o ciudad inteligente es un concepto que se refiere a la ciudad del futuro. Se intenta que las ciudades en las que habiten las personas sean equilibradas y sostenibles.
La innovación tecnológica es la clave para desarrollar proyectos que permitan optimizar cualquier aspecto que influye en la organización de un núcleo urbano. Y todas estas tecnologías y medidas de cambio deberían tener de denominador común la sostenibilidad y eficiencia energética, el desarrollo de un modelo económico sostenible y la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos para que sean consideradas ciudades inteligentes y sostenibles.
Aquí apuntamos 7 claves para ser una Smart City:
Aportemos, como venimos comentando en numerosas ocasiones, lo que esté al alcance de nuestras manos. Comenzar por rehabilitaciones eficientes en nuestras viviendas, puede ser un buen punto de partida.
Hasta la próxima ocasión…
Fuentes: Inarquia, El País y Deceuninck.