Según comentaba un informe sobre el modelo energético para España en 2050, el ranking de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) estaba encabezado por el sector del transporte por carretera.
Siempre es “sano” recordar, que el concepto de movilidad urbana también está constituido por los desplazamientos de bienes, mercancías y energía, a través de camiones, furgonetas, automóviles, motocicletas y bicicletas de reparto o la propia utilización del automóvil privado para satisfacer necesidades.
Ahora tenemos conocimiento de que el transporte por carretera y la aviación en la Unión Europea no ha seguido la misma tendencia a la baja en la emisión de gases de efecto invernadero que el resto de sectores, especialmente el energético. Mientras estos consiguieron reducir casi en un cuarto la contaminación atmosférica, el sector del transporte ha crecido hasta un 17% entre 1990 y 2014.
Podemos por tanto afirmar, que el transporte ha realizado un sorpasso en toda regla al segmento energético, por utilizar esta palabra tan de moda últimamente en el ámbito político y cuya acepción es “adelantamiento” en italiano.
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La aviación lo ha hecho mucho peor. De hecho, según los datos de AEMA, la contaminación por CO2 procedente de los aviones de las compañías europeas se ha elevado hasta un asombroso 82% desde 1990, un aumento de las emisiones de 93 Mt.
Si a esto le añadimos polémicas recientes como el fraudulento uso de dispositivos de desactivación de los vehículos de alguna marca alemana o las ahora conocidas presiones que sufrió la industria automovilística, por parte de algunos gobiernos de la UE, para dejar lagunas en varias de las pruebas que medían los niveles de CO2, el panorama es el que es.
Estos datos son muy significativos para Europa, que planea publicar su estrategia para descarbonizar el transporte en Europa este próximo 20 de julio. En esas mismas fechas presentará una propuesta de implantación con los compromisos de reducción de gases de efecto invernadero de los sectores difusos, que plantea una reducción del 30% en 2030 respecto a 2005.
Hay un aspecto reseñable como es la definición de la delimitación de las fronteras de la movilidad urbana. Esta se torna aún más compleja si se aporta una perspectiva global, difícil de soslayar en el caso de movilidades como la de mercancías o en transporte aéreo. En relación con la movilidad de mercancías, es imposible obviar que las estructuras de producción deslocalizada imperantes, obligan a los bienes producidos o sus componentes a viajar varios miles de kilómetros a lo largo de cadenas de transporte en las que el barco se convierte en un elemento fundamental.
En España se puede concluir según últimos datos, que la movilidad urbana representa un 40,1% de las emisiones de GEI del sector de transporte en su fase de desplazamiento. Si se considera el ciclo completo del transporte, se estima que las emisiones de GEI del sector de los transportes en 2012 fueron 118,6 millones de toneladas de CO2eq, por lo que la movilidad urbana representaría un 30% de dichas emisiones.
Para ir acabando con el post de hoy, con sorpasso o sin él, desde Deceuninck apostamos por que cada compañía asuma con madurez su responsabilidad en el ámbito que le toca. La renovación de tus ventanas para alcanzar una mayor eficiencia ecológica puede ser un buen punto de partida, y ya sabes que puedes encontrar a tu Distribuidor más cercano en nuestra web. Formar parte del movimiento ecointeligente significa llevar una vida respetuosa con el medio ambiente, incluso cuando decides realizar un buen cambio en tu vivienda y estilo de vida.
Hasta la siguiente…
Fuentes: El periódico de la Energía, Ecointeligencia y Deceuninck