Aproximadamente un año es el tiempo que se ha empleado en la construcción de esta vivienda unifamiliar, situada en Granada, y construida bajo el estándar Passivhaus (aún pendiente de los ensayos finales para la obtención de esta calificación), una certificación para los Edificios de Consumo de Energía Casi Nulo, que garantiza la calidad del aire interior y las condiciones más idóneas en cuanto a temperatura y humedad.
Una parcela singular, unas premisas claras y un proyecto único
Esta obra, en la que ha participado Deceuninck, se ha llevado a cabo ante la petición por parte de los propietarios de disfrutar del confort y calidad que proporciona una vivienda construida bajo los estándares del Passivhaus. Para ello, se ha actuado principalmente en reducir la demanda energética, otorgando protagonismo a los sistemas pasivos y simplificando a la vez las instalaciones.
Debido a la ubicación de la parcela, entre medianeras y con una sola fachada orientada hacia el oeste, el arquitecto Javier A. Ros comenta que “ha sido un reto conseguir la continuidad de la envolvente y de la capa térmica”.
Para llevar a cabo esta obra se han tenido en cuenta los diversos aspectos que le confieren la categoría de Passivhaus a una edificación. Por ejemplo, la estanqueidad al aire de la envolvente, los puentes térmicos y la ventilación mecánica controlada, que se logran a través de elementos como puertas, ventanas y carpintería en general.
La fachada, condicionante térmico de la edificación
Las Passivhaus se caracterizan por su aprovechamiento de la luz solar como elemento clave para conseguir la mejor climatización y, por ello, es importante que la fachada disminuya al mínimo la transmitancia y se refuerce la hermeticidad.
El habitual color blanco en gran parte del Mediterráneo está presente en los muros de esta vivienda andaluza, un aspecto destacable por la relación directa del color con el sol, el calor y la luminosidad que proporciona.
Un color que es la suma de todos, símbolo de la perfección, la pureza y que otorga al conjunto un aspecto sobrio y minimalista en el que predominan las líneas y los volúmenes abstractos.
Una vivienda “girada sobre sí misma, donde se busca la mayor cantidad de sol en la mejor orientación posible” según el arquitecto del proyecto.
Máxima funcionalidad en la organización de los espacios: conexión entre interior y exterior
La vivienda está dividida en 2 plantas, buscando siempre la mayor funcionalidad y adaptación al paso del tiempo. En la planta baja se encuentran la mayoría de las dependencias, tales como el hall, el comedor, el baño, la cocina, la despensa-lavadero así como una sala de estudio reconvertible en dormitorio. La planta superior, por su parte, alberga el distribuidor, 3 dormitorios y 2 baños.
Para lograr la mejor orientación de la vivienda y la mayor cantidad de luz natural posible, gran parte de las zonas habitables se orientan hacia el sur mientras que las complementarias, como los baños, lo hacen hacia el norte. Pendientes de los efectos que podría tener esto sobre el cálculo energético, Javier A. Ros comenta que “se opta por retranquear la edificación hacia el sur, en especial las zonas de importancia como el salón y la cocina, relacionándolas con los espacios exteriores. La planta superior se ha girado, dejando los dormitorios orientados hacia el oeste”.
En el interior, se ha propuesto la ventilación con recuperación de calor para garantizar una ventilación eficiente de los espacios interiores. En cuanto al exterior, se ha elegido la envolvente Sate Danosa Danotherm con 160 mm de Danopren FS80 configurada en dos capas que permite un alto aislamiento térmico.
Para conseguir una construcción Passivhaus, también es muy importante la hermeticidad. Para ello, se emplea la capa hermética de yeso reforzada en los puntos críticos con Argotec Hermetic de Danosa.
Ventanas y puertas, elementos clave de la vivienda
Las aberturas de la fachada son los puntos con mayor posibilidad de fuga de energía y, por ello, las puertas y ventanas de la vivienda tienen que lograr un aislamiento térmico óptimo que solo se consigue con materiales de altas prestaciones.
En este caso, se selecciona una carpintería exterior de Sumum con perfilería Deceuninck, herraje Roto Frank y vidrio de doble o triple acristalamiento con cámaras de gas argón que actúan como aislante y cristales con filtros para proteger del calor excesivo.
Los perfiles empleados han sido Zendow#Neo Premium de Deceuninck con acabado Sumum Line. Esta colección cuenta con ThermoFibra, que aporta una gran resistencia y permite aislar mucho más que el tradicional refuerzo metálico utilizado en otras ventanas (hasta un 30% más) siendo además 100% reciclables.
El color escogido ha sido el cedro gris, cuyo tacto característico se logra gracias a un folio diseñado para soportar la radiación solar, así como la acción medioambiental, lo que le confiere una larga vida útil y gran perdurabilidad del color con el paso del tiempo.
De esta manera, se consigue el máximo aislamiento energético, resolviendo el problema de la contaminación ambiental y, al mismo tiempo, atenuando la contaminación acústica.
Por otro lado, se ha empleado como puerta principal el modelo Zentrada de Deceuninck, compatible con cualquier tipo de cerradura de seguridad, con una tecnología de fabricación que optimiza su resistencia, refuerzos de acero y alta rigidez de las esquinas, que la hace adaptable a los cambios de temperatura.
Todo lo anterior da como resultado una vivienda compacta con unas características de alto confort térmico y un consumo mínimo de energía (permite ahorrar hasta un 80% con respecto a una casa tradicional) que la convierte en un modelo a seguir para las construcciones del futuro, en las cuales se prime la reducción del consumo energético, apostando por los beneficios económicos y para la salud.
En España, el interés por este tipo de edificios es creciente y prueba de ello son las diferentes construcciones, repartidas a lo largo de la geografía, que ya disponen de esta condición como en Navarra, las Islas Baleares, Vitoria-Gasteiz, Madrid, Barcelona, Zaragoza, Asturias y Girona.