¿Tienes un arquitecto “estrella” en tu vida? Seas individuo, grupo inmobiliario, institución cultural, empresa tecnológica o ayuntamiento, si no dispones de un “fetiche” arquitectónico…. no eres nadie.
Se han convertido en el emblema de la cultura contemporánea. No es del todo novedoso, prácticamente todos hemos ido conociendo a Frank Gehry por el museo Guggenheim de Bilbao, que revitalizó toda una ciudad, o a Norman Foster por el Reichstag de Berlín y por su vida personal, a James Stirling y la Staatsgalerie de Stuttgart y a I. M. Pei y su Pirámide del Louvre.
Ya hace más de un siglo se hablaba de Frank Lloyd Wright o de Le Corbusier o Eiffel, incluso de Palladio o Miguel Ángel… Los clientes siempre han querido que se les asocie con artistas estrella. También los medios de comunicación, demandan iconos estrella, personalidades fuertes con buenas historias. Los arquitectos y críticos que se quejan de la estupidez y simplificación que supone la idea pero deberían estar agradecidos, ya que sin ellos, se mostraría mucho menos interés por la arquitectura.
Hay edificios que son marcas. Hoy, es posible que la situación se haya escapado de las manos. Los edificios diseñados por arquitectos estrella, pese a que puedan ser mejores que la media, en muchas ocasiones son utilizados como señuelo, para proyectar categoría mundial. La arquitectura estrella es una consecuencia inevitable de la globalización.
Hace unos días celebramos el Día Europeo de Lucha contra la Pobreza Energética. La rehabilitación energética de los edificios es beneficiosa a nivel medioambiental, disminuyendo el número de emisiones a nivel global, pero también a nivel económico, generando puestos de empleo y avances sociales. Las ventajas de la rehabilitación energética de edificios para mejorar la salud de las personas son muy numerosas y es ahí también donde debe intervenir el arquitecto, sea estrella o no.
Reforzar el aislamiento, bien rehabilitando fachadas, cubiertas, bien mejorando la envolvente térmica, la sustitución de acristalamientos, mejorar los cerramientos, ventanas óptimas, etc., … mejora la eficiencia energética de la vivienda y también la calidad de vida de sus habitantes. El confort que sentimos en una vivienda con niveles térmicos adecuados repercute directamente en nuestro bienestar y en la salud.
Si las condiciones en la vivienda son excesivamente inadecuadas los problemas asociados pueden ser graves, incluso pueden incrementar el índice de mortalidad, como ya comentamos en otro post en su día.
Llega el final del invierno en menos de un mes y al igual que hemos tratado de abrigarnos con la ropa más apropiada, la que mejor nos aísla, nuestras viviendas tienen la misión de funcionar de segunda piel y de abrigarnos, garantizando nuestro confort.
Reclamamos una apuesta firme de las administraciones por el impulso del sector de la rehabilitación con criterios de eficiencia energética, cuestión que además de otras ventajas económicas y sociales, como la activación económica y la creación de empleo, constituye una solución duradera a la pobreza energética, reduciendo el esfuerzo de las familias en sus gastos energéticos, y lo que es más importante, protegiendo su salud y mejorando su calidad de vida. Nos gusta decir que aportamos nuestro grano de arena creando soluciones y productos innovadores, sostenibles, eficientes y con diseño, pilares esenciales donde Deceuninck se apoya en su constante crecimiento.
Hasta otro día…
Fuentes: Expansión, Calor y frio, La Casa que ahorra y Deceuninck.